Pese a los nuevos aranceles y tensiones comerciales, Guanajuato mantiene su liderazgo como motor industrial, con inversión, producción y proveeduría creciendo sólidamente.
Guanajuato sigue siendo el epicentro automotriz de México, y pese a un entorno internacional adverso —con aranceles emergentes, tensión en el TMEC y presión de costos— la industria local no solo resiste: se reinventa.
Datos del Clúster Automotriz de Guanajuato (CLAUGTO) indican que más de 260 empresas proveedoras y 8 armadoras siguen operando a plena capacidad, con exportaciones creciendo incluso frente a la incertidumbre. Durante el primer semestre de 2025, las exportaciones automotrices del estado superaron los 14 mil millones de dólares, apenas 2 % por debajo del año anterior, pese al aumento en tarifas a productos con origen asiático.
“El mensaje es claro: estamos preparados para competir en calidad, tiempos y flexibilidad. Guanajuato está demostrando que puede sostener su lugar como pilar automotriz del país”, afirma René Solano, presidente de CLAUGTO.
A pesar de los nuevos aranceles estadounidenses sobre acero, aluminio y autopartes provenientes de países sin TLC, las empresas locales han fortalecido sus cadenas de suministro regional, sustituyendo componentes y acelerando la integración nacional. Marcas como Mazda, Honda y General Motors han priorizado proveeduría local y diversificado sus proveedores para minimizar riesgos.
Otro factor clave ha sido la capacitación de talento técnico. El estado ha ampliado su red de universidades técnicas y centros de formación dual, alineando currículas con necesidades específicas de la manufactura 4.0. “No basta con tener naves industriales. Lo que atrae inversión hoy es el talento especializado”, comenta Alejandra Gutiérrez, directora del Instituto Estatal de Capacitación (IECA).
La resiliencia también se explica por un enfoque logístico integrado. Guanajuato forma parte del corredor industrial del Bajío, conectado por autopistas y ferrocarril a Lázaro Cárdenas, Altamira y la frontera norte. Esto ha permitido mantener costos logísticos bajos frente a la volatilidad global.
Sin embargo, no todo es estabilidad. Algunas autopartistas han comenzado a advertir sobre cuellos de botella en componentes electrónicos, aumentos en costos energéticos y retrasos por inspecciones en aduanas fronterizas. También hay presión por parte de EE. UU. para comprobar que los productos no están triangulados desde Asia a través de México.
Pero en lugar de frenar, Guanajuato ha optado por acelerar. En los últimos meses se han anunciado nuevas inversiones por más de 600 millones de dólares en líneas de ensamble, baterías y componentes eléctricos, lo cual fortalece su apuesta por la electromovilidad.
Con la revisión del TMEC en puerta (2026) y las elecciones estadounidenses en el horizonte, la región automotriz mexicana está bajo escrutinio. Guanajuato quiere enviar un mensaje claro: no solo está sobreviviendo, sino liderando la transformación industrial del país.





