Pemex entregó 292 patrullas como símbolo de una estrategia de seguridad, pero que no resuelve el problema desde el fondo
El director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Dr. Víctor Rodríguez Padilla, encabezó la entrega de 292 vehículos tipo patrulla a la Subdirección de Salvaguardia Estratégica (SSE), con el objetivo de reforzar las tareas de vigilancia y combate al mercado ilícito de hidrocarburos o huachicol, así como proteger instalaciones estratégicas.
Pero es importante señalar, que esta acción vuelve a evidenciar una estrategia centrada en medidas visibles, pero insuficientes frente a un problema de carácter estructural, ya que el robo de combustibles y las pérdidas operativas por tomas clandestinas persisten, sin que haya resultados contundentes tras años de despliegues, convenios interinstitucionales y millonarias inversiones en seguridad física.
Hay que tomar en cuenta que la inversión en vehículos de “última generación” contrasta con la falta de un sistema integral de inteligencia operativa, seguimiento judicial a los responsables del delito y mejoras sustantivas en la trazabilidad del producto. A pesar del despliegue de recursos, no hay datos públicos actualizados que permitan evaluar el impacto real de estas acciones en la disminución del huachicoleo o en la protección del sistema nacional de ductos.
Tampoco se ha transparentado el monto total invertido en esta nueva flota ni los criterios técnicos bajo los cuales fue realizada la adquisición, lo que genera dudas en un entorno donde Pemex enfrenta cuestionamientos sobre el uso de recursos públicos, subejercicios presupuestales y una creciente presión financiera por su deuda acumulada y el bajo rendimiento de proyectos estratégicos.
“Hoy damos un paso más en el fortalecimiento de la seguridad estratégica de Pemex”, señaló Rodríguez Padilla.
Sin embargo, la Subdirección de Salvaguardia Estratégica, brazo interno de seguridad de Pemex, ha sido criticada por operar con poca transparencia y sin mecanismos de rendición de cuentas independientes.
A ello se suma la limitada coordinación efectiva con otras instancias como la Guardia Nacional o la Fiscalía General de la República (FGR), cuya participación es clave para desarticular las redes criminales vinculadas al huachicol.
En suma, la reciente entrega de patrullas, aunque simbólicamente relevante, parece seguir una lógica de respuesta inmediata sin resolver los factores sistémicos que han debilitado a la Empresa Pública.
Es importante señalar que para una empresa que busca recuperar su papel estratégico en el mercado energético nacional e internacional, la eficacia en la gestión de riesgos y seguridad operativa debe ir más allá de medidas visibles y apostar por soluciones sostenibles, medibles y auditables.





