Dos Bocas cayó en agosto: gasolina −27%, diésel −45%. Producción total de combustibles −34% y procesamiento de crudo −14%, según datos compilados por Bloomberg Línea.
La refinería Olmeca (Dos Bocas) registró en agosto su peor producción mensual de 2025: la producción de gasolinas cayó 27% y la de diésel se desplomó 45% frente a julio. En conjunto, la producción total de combustibles (incluyendo GLP y coque) descendió 34%, mientras que el crudo procesado retrocedió 14% hasta 133 mil barriles diarios, de acuerdo con los datos más recientes recopilados por Bloomberg Línea con base en reportes de Pemex.
Más allá del titular, el detalle explica la magnitud del tropiezo: 41.4 mil barriles diarios de gasolina y 42 mil de diésel en agosto. A ese ritmo, la refinería sigue muy lejos de los parámetros originalmente planteados (alrededor de 170 mil b/d de gasolina y 120 mil b/d de diésel en régimen estable), lo que reabre la discusión sobre confiabilidad operativa, calidad del crudo corrido y disponibilidad de unidades críticas (hidrodesulfuración, reformado catalítico, coquización).
¿Qué pasó? Reportes periodísticos han ligado el bache a incidencias técnicas —incluida una fuga en línea—, reflejadas en paros y arranques intermitentes. Aun si se tratara de un evento acotado, la volatilidad productiva erosiona el margen neto del negocio de refinación: menos barriles saliendo por pipe o terminal significan más costos fijos repartidos entre menos producto, más quemas o reprocesos y, en el extremo, importaciones que vuelven a crecer para cubrir picos de demanda.
El contexto nacional no ayuda. En agosto, Pemex recortó sus exportaciones de crudo a 500,203 barriles diarios, una caída anual de 32%, precisamente porque procesó más en casa para alimentar refinerías. Ese giro estratégico eleva la dependencia del desempeño de Dos Bocas y del resto del Sistema Nacional de Refinación: si las plantas fallan, el flujo de caja sufre por menores ventas externas y por márgenes domésticos que no terminan de consolidarse.
La producción de agosto también llega con un telón de fondo financiero desafiante: Pemex enfrenta altos compromisos de deuda y un programa oficial que promete que, hacia 2027, la empresa caminará sola sin apoyos recurrentes del erario. Eso exige que la refinación funcione con disciplina quirúrgica: paradas mayores planificadas, rampas de producción predecibles y calidad de combustibles conforme a especificaciones. Cada mes en que el complejo opera por debajo de su potencial diluye rendimientos de una inversión multibillonaria y estrecha el margen de maniobra de la petrolera.
¿Qué mirar en los próximos reportes?
- Régimen estable: si la planta logra sostener una tendencia de recuperación (no un “diente de sierra”), la caída de agosto quedará como evento transitorio. La clave será ver tres meses consecutivos de mejora en corridas de crudo y rendimientos.
- Mix de productos: más destilados medios y menos combustóleo son el mejor termómetro de eficiencia económica. Cualquier reversa en ese mix golpea el margen.
- Logística: la salida de productos (tanques, racks, puertos) y los insumos (hidrógeno/energía) definen el costo real. Cuellos logísticos pueden hacer improductiva una buena jornada de planta.
Para un proyecto que el gobierno coloca en el centro de la autosuficiencia de combustibles, agosto es un recordatorio: refinar más solo sirve si se refina mejor. El mercado estará atento a si septiembre y octubre muestran rebote y, sobre todo, estabilidad. De ello depende que el recorte de exportaciones —y el costo de oportunidad asociado— valga la pena en la hoja de resultados.





