Con más del 50% del presupuesto 2025 ya ejercido, Pemex enfrenta una crisis operativa que podría agravarse si no se aplican contratos mixtos urgentes.
En su más reciente análisis, Ramsés Pech lanza una advertencia clara: “Pemex podría colapsar operativamente a partir del tercer trimestre de 2025 si no se toman decisiones urgentes y estructurales“. A través de datos públicos del primer trimestre del año, Pech expone cómo la empresa estatal ha ejercido más del 50% del presupuesto asignado para inversiones en exploración y producción, y cómo la falta de recursos podría detener pozos, obras y toda una cadena de valor que depende del sector hidrocarburos.
En 2025, Pemex recibió 211 mil millones de pesos para inversión presupuestal y 127 mil millones para CAPEX. A marzo, ya se han ejercido 103 mil millones en inversión y 72 mil en CAPEX, principalmente en exploración y extracción, el corazón productivo de la empresa. Esta ejecución acelerada genera una presión inmensa: sólo queda un 45% de recursos para el resto del año. Y el problema no termina ahí.
El plan para 2025 incluye perforar 225 pozos, pero al primer trimestre únicamente se han realizado 17, lo que equivale al 8% del objetivo anual. Muchos de estos pozos son de alta presión y temperatura, más costosos que los convencionales. Sin más recursos, la operatividad se detendrá, lo que a su vez afectará la producción actual y futura. En marzo de 2025, Pemex ya tenía 248 pozos menos que en 2024 y una producción de crudo que cayó a 1.615 millones de barriles diarios (205 mil menos que el año anterior).
Pech advierte que, si esta tendencia continúa, el impacto alcanzará 2026 y se extenderá hasta 2030. Las deudas de Pemex también presionan: vencimientos por más de 6,400 millones de dólares en 2025 y 18,000 millones en 2026. Con menos ingresos por venta de gasolina —producto del subsidio que busca mantener el precio por debajo de los 24 pesos— y mayores costos operativos, la empresa perderá flujo de efectivo y su capacidad para invertir.
¿La solución? Contratos mixtos. Pech afirma que abrir asignaciones actuales de Pemex o crear nuevas en conjunto con privados, bajo esquemas bien estructurados, permitiría compartir costos, acelerar producción e incluso pagar a proveedores con mayor fluidez. Esto, sin comprometer la soberanía energética, pero sí reconociendo la urgencia de actuar con eficiencia y realismo.
Pemex tiene el conocimiento y la estructura, pero no el dinero ni el tiempo. La caída de ingresos, el incremento en costos financieros, el retraso en metas de producción y la presión presupuestaria requieren un rediseño inmediato. Si se mantiene la inercia, no habrá manera de sostener la operación ni la producción. Si se toma acción, todavía es posible salvar a la principal empresa productiva del Estado y con ella, a gran parte del sector energético mexicano.