El GNV se posiciona como una alternativa eficiente y sostenible para reducir la contaminación del transporte en el Valle de México y combatir las contingencias ambientales.
Por: Gustavo Barrera, Responsable de Soluciones Energéticas y Movilidad de Naturgy México.
El año pasado el Valle de México tuvo solamente 51 días de aire limpio, es decir solo el 14.7% de los días del año, de acuerdo con datos del Informe Semanal de Vigilancia Epidemiológica de la Calidad del Aire y Salud; lo que nos da una clara idea de lo que cada año vivimos quienes habitamos en la zona centro del país.
Y cada año, cuando se activa una contingencia ambiental, nos hacemos la misma pregunta: ¿Qué podemos hacer para evitar que se eleven los niveles de contaminación?
No es un secreto que las contingencias ambientales en el Valle de México, causadas principalmente por la alta concentración de ozono, son más frecuentes entre los meses de febrero y junio. Las condiciones climáticas de esta época, como altas temperaturas, poca nubosidad y vientos débiles, favorecen la formación y acumulación de ozono; como ejemplo durante 2024, fueron 12 y se espera que este año se incremente este número.
Estudios de la Organización Mundial de la Salud han demostrado que en zonas metropolitanas como lo es el Valle de México, las emisiones generadas por vehículos representan hasta un 60% de la contaminación total por partículas suspendidas gruesas (PM-10), por lo que es indispensable poner atención en este rubro.
Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Los expertos han planeado diversas acciones, desde las más básicas, como incentivar el uso de la bicicleta para distancias cortas; hasta el uso de autos eléctricos, que afortunadamente vemos cada vez más en las calles, pero que aún su adopción a gran escala no será en el corto plazo.
Actualmente, en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) circulan aproximadamente 10.8 millones de vehículos (automóviles, camionetas y otros vehículos de motor) y de acuerdo con el Inventario de Emisiones del Valle de México, los de uso particular encabezan la emisión de Monóxido de Carbono (CO), Óxidos de nitrógeno (NOX) y Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), que son los gases que contribuyen a la formación de ozono.
Con la calidad del aire deteriorándose y las restricciones vehiculares intensificándose, resulta urgente impulsar acciones puntuales. Sabemos que el transporte público y las unidades de reparto representan un porcentaje importante de vehículos que circulan todos los días en las grandes ciudades y en este punto quiero hacer énfasis.
Por poner un ejemplo, en la CDMX, hay 29,128 unidades de transporte público registradas, incluyendo 18,064 microbuses, 6,330 autobuses y 4,737 vagonetas. Estas unidades operan en 1,200 ramales y 2,443 recorridos, gestionadas por 106 organizaciones, incluyendo Asociaciones Civiles y empresas de transporte concesionado. Si le agregamos a los más de 70 mil taxis convencionales y 157 mil de aplicación, el número se hace considerable.
Imaginemos la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) que se dejarían de emitir a la atmósfera, si todo este sistema de transporte fuera a base de gas natural. La combustión de gas natural genera menos CO2 que la gasolina y/o diésel, de hecho, se estima que el gas natural libera un 25-30% menos.
En este sentido, el Gas Natural Vehicular (GNV) se presenta como una alternativa viable y sostenible. ¿Por qué? Una de las mayores ventajas del GNV es su capacidad para disminuir significativamente las emisiones contaminantes. A diferencia de los combustibles tradicionales, este combustible emite menos partículas sólidas, óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono; esta reducción se traduce en una mejora sustancial de la calidad del aire, un factor crítico en una ciudad donde las contingencias ambientales son cada vez más comunes.
Este energético, además de sus ventajas ambientales, ofrece beneficios económicos notables. El costo del GNV suele ser inferior al de la gasolina hasta en un 40-45% menos, lo que representa un ahorro significativo para los conductores, esto puede ser especialmente atractivo para los taxistas y las flotas de transporte público, quienes pueden reducir sus gastos operativos y mejorar su rentabilidad.
Otro punto importante es que algunos gobiernos han implementado incentivos para fomentar el uso del GNV, como la obtención del holograma “0” de verificación vehicular, lo que los exenta del programa “Hoy No Circula”. Estos incentivos hacen que la transición sea aún más atractiva para los conductores.
El GNV aún enfrenta algunos retos, como la expansión de la infraestructura de estaciones de servicio y llegar a todo el país, pero sin duda, esta es una alternativa valiosa y efectiva para enfrentar el cambio climático. Sus beneficios ambientales, económicos y de seguridad lo convierten en una opción atractiva para los conductores y las flotas de transporte público. Con el apoyo adecuado y la expansión de la infraestructura, el GNV puede contribuir significativamente a un futuro más limpio y sostenible.