Aunque Pemex ha pagado parte de su deuda, aún debe a 7 de cada 10 proveedores, generando incertidumbre, protestas y cuestionamientos sobre su gestión.
A pesar del anuncio reciente de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre avances en el pago a proveedores de Petróleos Mexicanos (Pemex), la realidad es que la petrolera aún arrastra una deuda considerable. Según el último informe trimestral, Pemex mantiene un adeudo total de 24,973 millones de dólares, de los cuales sólo se ha pagado el 29%, es decir, aproximadamente 7,500 millones de dólares (más de 150 mil millones de pesos).
Esto implica que 7 de cada 10 proveedores siguen sin recibir pago, lo que ha generado preocupación en el sector, especialmente entre las empresas que prestaron servicios y entregaron bienes en los últimos meses del sexenio anterior y los primeros de la nueva administración. Según fuentes del sector y especialistas legales, muchos de estos trabajos no fueron facturados oportunamente debido al cierre del sistema de pagos, lo cual ahora pone en duda si Pemex reconocerá esas obligaciones.
Se señala además una posible decisión deliberada por parte del director general Víctor Rodríguez Padilla y la directora de administración Marcela Villegas de no registrar ciertos adeudos en los estados financieros de la empresa. Esta estrategia, advierten abogados, no sólo vulnera contratos, sino que distorsiona la contabilidad de las empresas afectadas, genera pérdidas fiscales y podría representar un manejo discrecional ilegal del presupuesto público.
Las consecuencias ya son visibles: varios estados como Campeche, Tabasco y Veracruz han experimentado paralización de actividades, protestas y despidos masivos. El pago pendiente no sólo afecta la operatividad de las empresas proveedoras, sino también la economía local en regiones altamente dependientes del sector energético.