El robo de gas LP en México crece sin control, generando pérdidas millonarias, riesgos sociales y debilitando al sector energético formal frente al crimen organizado.
El robo de gas LP en México, conocido como huachigas, se ha intensificado principalmente en el centro del país, afectando severamente la seguridad, economía y operatividad del sector energético. De acuerdo con el informe “Tomas clandestinas ductos de petrolíferos y gas LP 2024”, elaborado por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (IGAVIM), seis estados concentran la mayoría de las tomas clandestinas: Puebla (426), Veracruz (245), Tlaxcala (127), Ciudad de México (94), Oaxaca (25) y Querétaro (16).
Petróleos Mexicanos (Pemex) estima que las pérdidas por extracción ilegal de gas LP alcanzan los 20 mil millones de pesos anuales. Esta actividad delictiva no solo compromete la integridad de la infraestructura energética, sino que también pone en riesgo a la población, desplaza rutas de distribución legales y fomenta extorsiones, robos y clonación de equipos.
Empresas distribuidoras legalmente constituidas enfrentan un escenario complejo: amenazas por parte del crimen organizado, pérdida de mercado y congelación de la Tarifa de Distribución, la cual no se ha ajustado en más de seis meses y se encuentra por debajo del punto de equilibrio. Esta situación impide inversiones necesarias en seguridad e infraestructura.
El gremio ha solicitado la intervención de la Secretaría de Energía (Sener) y de la Comisión Nacional de Energía (CNE) para revisar la política tarifaria heredada de la extinta Comisión Reguladora de Energía (CRE). Mientras tanto, la presencia del huachigas crece sin control.
James Rockall, presidente de la Asociación Mundial de Gas LP (WLPGA), señaló que este fenómeno es único en el mundo y refleja una crisis estructural en México que impacta incluso en sectores económicos estratégicos como el transporte, la industria y el suministro eléctrico.