China dejó de importar gas natural licuado (GNL) de EE.UU. debido a altos aranceles; ahora busca incrementar compras a Rusia como alternativa energética.
China ha suspendido por completo las importaciones de gas natural licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos desde hace más de diez semanas, como respuesta directa a los nuevos aranceles impuestos por el gobierno del presidente Donald Trump en el marco de la creciente tensión comercial entre ambas naciones.
El último cargamento de GNL estadounidense que logró llegar a China lo hizo el 6 de febrero, cuando un buque cisterna con 69,000 toneladas arribó a la provincia de Fujian. Desde entonces, no se han registrado nuevas entregas, y al menos un embarque con destino a China fue redirigido a Bangladés tras la entrada en vigor de los nuevos gravámenes.
Inicialmente, el arancel fue de 15%, pero se elevó rápidamente a 49%, lo que encareció de manera significativa el GNL estadounidense, haciéndolo menos competitivo frente a otros proveedores del mercado global. Esta medida ha tenido un efecto inmediato en la cadena de suministro, forzando a las empresas chinas a replantear su estrategia energética.
Ante esta situación, China ha comenzado a redirigir su política de abastecimiento hacia Rusia. El embajador chino en Moscú, Zhang Hanhui, confirmó que múltiples empresas han solicitado asistencia a la embajada para establecer vínculos comerciales con proveedores rusos de GNL, lo que evidencia un movimiento estratégico hacia una mayor dependencia del gas ruso.
Este cambio no solo refleja un giro en la balanza energética de Asia, sino que también representa una pérdida de mercado clave para los exportadores estadounidenses. La reconfiguración del comercio de GNL en esta región podría tener implicaciones importantes para el equilibrio energético global, particularmente si China consolida acuerdos a largo plazo con Rusia.