Un derrame de Pemex en Ojital Viejo afectó cultivos, fauna y salud. La comunidad exige justicia, transparencia y reparación ante una larga historia de impunidad ambiental.
El 16 de septiembre de 2024, un derrame de petróleo en Ojital Viejo, Veracruz, provocado por una fuga en un ducto de Pemex, se agravó tras un fuerte aguacero que arrastró el crudo hacia arroyos, tierras de cultivo y fauna local.
Aunque la comunidad reportó la situación desde un mes antes, la respuesta fue lenta debido a la fecha festiva y la desatención institucional. A pesar de la llegada tardía de cuadrillas de limpieza, el daño ecológico persiste y la comunidad ha denunciado intimidación y falta de avances por parte de Pemex.
Ojital Viejo, una comunidad indígena totonaca, ha sufrido pérdidas en cultivos y fauna, mientras que sus habitantes temen por las consecuencias en la salud a largo plazo.
La comunidad se organizó y denunció ante la ASEA, que prometió medidas urgentes. Sin embargo, la respuesta institucional ha sido insuficiente, reflejando un patrón más amplio: de 2018 a 2024, Pemex reportó 270 derrames graves, con Veracruz y Tabasco como los estados más afectados. A nivel nacional, se registraron más de 6,000 derrames, pero ASEA apenas ha sancionado económicamente en 0 casos en casi una década.
La comunidad exige transparencia, monitoreo ambiental y reparación integral. El presupuesto de Pemex se ha reducido, y aunque el gobierno de Claudia Sheinbaum promete continuar con la exploración y producción de hidrocarburos, los expertos advierten que Pemex no tiene la capacidad de mantener toda la cadena productiva sin generar impactos severos.
Organizaciones sociales exigen acceso público a datos de derrames y una verdadera aplicación de la ley. Mientras tanto, Ojital Viejo se convierte en un símbolo de la lucha por justicia ambiental y por el respeto a los derechos de las comunidades originarias que viven entre ductos y pozos sin garantías de protección ni reparación.